Hoy cerré los ojos y pude ver lo que estaba dentro de mí y me hacía daño. Resentimiento, palabras no expresadas que fueron creciendo anormalmente, monstruosamente. Observé un cuarto vacío de algo que alguna vez fue bello. Pensé en el amor que llegué a sentir y que ahora es un puño apretado de tierra.
No me preocupé en contener las lágrimas. Supe que de algún modo estaba sanando, como esos animales que comen algo amargo para purgarse.
Después me levanté y fotografié todo a mi paso, lleno de mí. No fui a trabajar, abordé el metro y dejé que me llevara por las entrañas de la tierra. Me arrojó a un jardín donde había una fuente. Y heme ahí.
Así paso...
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