Debo empezar a ordenar los recuerdos, ponerles etiquetas, darles a cada uno su importancia; de alguna manera entenderlos. Tener en claro qué cosa es el pasado para poder proyectarse hacia el futuro. Y mientras, lo que se conoce como el presente, se sucede como una especie de no tiempo, una zona límbica que ahora parece ser mi casa.
Pues bien, he aquí un recuerdo: Alguna vez esta foto fue una metáfora: yo era un palomo que se acercaba a cortejar; ella la paloma que participaba con su desdén en el cortejo. Andaban de un lado a otro sin decidirse a estarse quietos. Yo los miraba y les tomaba fotografías mientras pensaba en el ser amado.
Después imprimí la foto y se la entregué con frases de amor: épicas y absurdas.
Después imprimí la foto y se la entregué con frases de amor: épicas y absurdas.
¿Qué importancia tiene este recuerdo? ¿Uno es también esto? ¿Cómo lo ordeno?
A veces uno no puede entender los recuerdos, y tal vez sea sabio renunciar a tal intención. Sin embargo, eso no quiere decir que uno no pueda decir algo a partir de ellos...
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