Escuché con atención "Te regalo una rosa" de Juan Luis Guerra... Pensé en ti, entendí la canción, entendí qué se debe de sentir para poder escribir algo así: Y me llegó especialmente la frase: te regalo mis manos...
Y eso fue lo que hice contigo, no te regalé sólo mis caricias, sino mis manos, y con ellas mi voluntad, lo que creaba. Te regalé mis ojos, y con ellos mis anhelos. Me envolví para regalo y me puse a los pies de tu hogar. Sin saber absolutamente nada de cómo suturar una herida me abrí el tórax para sacar el corazón todavía palpitante y dártelo, nada más a ti. Donde almacenamos los recuerdos construí el más bello de los templos para guardar ahí nuestra historia.
¿Cómo puedes decir que sólo quería coger contigo, si yo puse el llanto y los muertos?
Y eso fue lo que hice contigo, no te regalé sólo mis caricias, sino mis manos, y con ellas mi voluntad, lo que creaba. Te regalé mis ojos, y con ellos mis anhelos. Me envolví para regalo y me puse a los pies de tu hogar. Sin saber absolutamente nada de cómo suturar una herida me abrí el tórax para sacar el corazón todavía palpitante y dártelo, nada más a ti. Donde almacenamos los recuerdos construí el más bello de los templos para guardar ahí nuestra historia.
¿Cómo puedes decir que sólo quería coger contigo, si yo puse el llanto y los muertos?
Debo de estar defectuoso, que donde hay algo hermoso y sublime sale de mí como lo más abyecto y deplorable.
¿Cómo puedes decir eso, si mi tristeza tiene tantos nombres como los que te recuerdo?
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