viernes, 26 de marzo de 2010

de los conejos en el cielo y de lo raro...

Te señalé el conejo... y no te pareció raro... Seguimos por la calzada, te señalé la gente y tampoco te pareció raro. Luego, tendidos sobre la explanada, te dije: qué raro... Pero no supe explicar por qué. Estábamos ahí, unidos por no sé qué hilos, por no sé qué circunstancias. El presente, los pasos, las visiones, el iso, el lenguaje... 

Y qué extraños fuimos entonces en ese mundo de extraños. 

Será que no me acostumbro todavía a existir... 

1 comentario:

  1. Sólo puedo escribir lo siguiente …

    Extraños fuimos en aquel momento, eso es cierto…pero no me fue extraño el contexto, la luna, la gente y algunas veces tampoco usted… su olor, su forma de ser, su lenguaje ya los conocía… me eran tan familiares y agradables… pero con el nombre de otra persona …
    llegaron a mí una cascada de pensamientos y de recuerdos de tiempo atrás y de otras vidas quizás, que no eran precisamente de la vida de ahora … los hilos estuvieron ahí creo yo … pero no fue necesario conectarlos, por qué no lo sé… quizás ya lo estaban y no, nos dimos cuenta...

    No me sentí extraña al escucharlo, al mirarlo y mucho menos a su silencio…
    Ese silencio me dijo mucho más de usted, pero sobre todo sus miradas elegantes y estudiadas que expresaban sentimientos dibujados en sus fotografías…

    Todo me parecía tan familiar y me hacían sentir en confianza, me gusto estar con usted, pero lo que más me gusto fue lo que yo fui al estar con usted…

    Y como nota personal:

    Sigues siendo humano, puesto que sólo lo humano es lo que existe dentro del lenguaje… posees el privilegio de expresar sentimientos y sobre todo de hablar con la mirada y con la luz de tu ser…

    Tienes existencia estética… la existencia estética es la vida humana misma, es decir la vida del lenguaje.

    Ahora contestaré a una de sus preguntas:

    Soy creyente de las personas con talento, de aquellos seres de luz … soy creyente de usted.

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Fírmenle... ¿qué piensan? ¿Qué sienten?