lunes, 22 de febrero de 2010

ansioso y exhausto


Yo creo que serán los efluvios de la noche, pero a veces me pongo realmente ansioso y no atino a descubrir la causa. Pienso en personas que no están más en mi vida, no así en mis recuerdos, persistentes, aunque borrosos. A veces me contengo y distraigo en pequeñas actividades sin sentido que sin embargo me anclan a la realidad. Pero otras veces, como esta noche, aludo al teléfono, ese aparato misterioso que acerca lo que está lejos, que hace que a los recuerdos, que generalmente se mueven nada más reptando y quizá como retrocediendo, le crezcan alas enormes y ruidosas que se agitan cerca de uno. Y uno no es un objeto, uno tiene alma. Y he aquí que se toma el teléfono.

Y qué tan sin propósito se siente uno después, qué tan separado de sí mismo, qué tan decepcionado de las propias fuerzas. Y uno quiere llorar y odiar y cerrar los ojos y despertar.

Ansioso y exhausto uno se deja caer en el sillón, y uno pesa tanto...

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