cada uno de nosotros habita una cápsula: de vidrio, de metal, de plástico. Semejante a la bolsa en la que nos gestamos; semejantes a los fetos que fuímos. En realidad no tocamos las cosas, no podemos.
Todo esto que llamamos vida es una experiencia individual, intransferible, hermética.
No hay compañía, no hay amor, no hay diálogo...
Hay soledades.
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