La máquina que regula los ritmos humanos, el hombrecillo rojo que estático como cadáver, signa el destino de la parálisis de vivir en una ciudad, irónico resulta ese límpido cielo, donde las nubes ignoran la señal de alerta.
Un gusto seguirte por acá, y más gusto me da el tesón para subir fotos con tal calidad.
La máquina que regula los ritmos humanos, el hombrecillo rojo que estático como cadáver, signa el destino de la parálisis de vivir en una ciudad, irónico resulta ese límpido cielo, donde las nubes ignoran la señal de alerta.
ResponderEliminarUn gusto seguirte por acá, y más gusto me da el tesón para subir fotos con tal calidad.
Nos vemos Crates.
Chagolla.